Después de muchos años como terapeuta motivacional para el cambio, observo que en todo proceso de evolución siempre hay cuatro palabras que son necesarias para el éxito en una nueva empresa: consciencia, coraje, constancia y cariño.
Para entender que necesitamos un cambio, necesitamos ser conscientes de que tenemos un problema, o una oportunidad para crecer. Por eso funciona tan mal pretender que otro cambie por recomendación. Si uno no es consciente de su oportunidad de cambio, no se lo planteará.
Todo emprendimiento, todo cambio, necesita el coraje de aquel que se lanza al rio a nadar, del saltador de paracaídas. Cualquier cambio en nuestra vida supone un riesgo. En general mucho más pequeño de lo que pensamos. Tememos que si sale mal será terrible. En realidad si sale mal, sólo seguiremos como estábamos al principio. Pero si no saltamos por este miedo nos perderemos la gran oportunidad de nuestra vida. O al menos una de ellas. Por eso este coraje, que no es otra cosa que saber que tenemos miedo, aceptarlo y saltar a pesar de todo.
Cualquier cambio que emprendamos, deberá mantenerse al menos durante un mes para que podamos notar sus efectos. Dice un estudio reciente sobre conectividad neuronal, que nuestro cerebro necesita al menos 21 días para afianzar las nuevas sinapsis que se generan ante un aprendizaje o cambio de conducta. De nada nos vale introducir un cambio durante dos o tres días y si no funciona en estos dejarlo. La constancia, es una de las partes más importantes del éxito de cualquier cambio o nueva empresa. De faltar esta, nuestras antiguas costumbres, por la constancia las hemos profesado durante años, se apoderarán de nuestro nuevo cambio y lo destruirán.
Por último, seguramente por su importancia, es decir, por ser lo más importante: el cariño. El cariño por nosotros mismos es lo que nos da la seguridad para enfrentarnos a nuestros miedos. Ante una realidad nueva y desconocida, cualquier bebé sabe que es más fácil ser valiente si su madre o padre están cerca, si puede sentir su mirada de aprobación y cariño. Así, ante los nuevos retos que nos pone la vida, todos seremos más constantes, tendremos más corage y seremos más conscientes de nuestra realidad, si la mirada que nos dirigimos está llena de cariño y no de prejuicios o de hostilidad hacia nuestras posibilidades.
Probadlo y me contáis.