Se acercaba el cumpleaños de un orgulloso padre de familia. Su hija menor, llevaba varios días preparando su regalo, la veían afanada haciendo la caja con sus propias manos, buscando papel de regalo, envolviéndola. Pero no la vieron meter el regalo, lo hizo en su habitación a escondidas.
llegó el día del cumpleaños y la niña trajo el regalo y lo entregó a su padre con los ojos llenos de ilusión, grandes, abiertos y generosos, le estaba dando lo mejor de ella. El padre, ávido de ver la sorpresa que su niña había preparado con tanta ilusión y dedicación, abrió rápidamente la caja y la encontró vacía…
- ¡Vaya!, olvidaste poner el regalito.
La niña rompió a llorar y se retiró disgustada a su
habitación. El padre la siguió diciendo: “no importa, no importa, ahora me lo das y ya está”…
La niña se volvió, con cara de pena y le dijo:
- “No lo has entendido, mi cajita no estaba vacía, la llené de besitos. Para cuando estés lejos, de viaje y te sientas solo. Para cuando estés preocupado por los problemas y no encuentres solución. Para cuando te sientas feliz y necesites un premio por el trabajo bien realizado…”
El padre rompió a llorar, abrazó a su hija y le prometió que llevaría su cajita de los besos siempre junto a él. Y lo hizo.
¿Sabéis que es lo mejor de este cuento?… QUE FUNCIONA. ¡Probadlo!
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miércoles, noviembre 11, 2009
Un cuento: La caja de besitos
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