Cuando Jean-Paul Sartre dijo ”El infierno son los otros“, seguramente se estaba refiriendo a la gente difícil con la que te toca lidiar de vez en cuando.
Porque cuando tienes que trabajar con personas difíciles de complacer, que se enfadan con facilidad o que lo critican todo, cada cosa que les pides o que tienes que hacer para ellas puede ser una experiencia peor que ir al dentista y con más riesgo que atravesar un campo de minas.
Lo importante es no desesperar. Si la persona difícil es en concreto tu jefe, explícale que estás dispuesto a trabajar todo lo duro que haga falta pero que los continuos gritos, humillaciones y críticas inmerecidas acaban con tu motivación (y con la de cualquiera). Es posible que esa conversación no arroje los frutos esperados y si es así tampoco tiene sentido seguir; lo mejor que puedes hacer es empezar desde ya a buscar otro trabajo.
Pero, ¿qué hacer cuando irte no es una opción? El mercado laboral, como ocurre ahora mismo, puede no estar en su mejor momento o la persona difícil puede ser un compañero, un proveedor del que no puedes prescindir o un cliente.
En estos casos hay una serie de consejos que pueden ayudarte a sobrellevar la situación minimizando al máximo su impacto negativo sobre ti:
· Acepta su estilo. No puedes cambiar a la gente, así que no malgastes tu energía ni arriesgues tu estabilidad emocional intentándolo
· No te lo tomes como algo personal
· No malgastes tu tiempo quejándote de esa persona
· Minimiza al máximo el tiempo que interaccionas con esa persona. Define por anticipado qué es lo que necesitas de ella e intenta conseguirlo dedicando el menor tiempo posible, preferiblemente por email
· Aprende lo que puedas de ella. Las personas difíciles con frecuencia suelen destacar en algo y no ser reconocidas por ello, lo cual es en parte causa de su difícil comportamiento
· Si la persona difícil es tu jefe y no te está ayudando a aumentar tu visibilidad en la organización, tendrás que encargarte tú mismo de que la gente conozca cómo estás contribuyendo. Puedes hacerlo ofreciéndote voluntariamente para proyectos inter-departamentales, participando activamente en las reuniones y comentando tus ideas y lo que haces con tus compañeros
Lo más importante es que sigas llevando a cabo un trabajo excelente. Aumentará tu autoestima, acelerará tu capacidad para merecer una promoción o, en el peor de los casos, te ayudará a estar mejor preparado para buscar otro trabajo.
La gente difícil puede llegar a ser una pesadilla pero, si eres bueno en tu trabajo, no hay comportamiento mezquino ni incompetente que pueda detenerte.
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