martes, junio 23, 2009

Una casa con tres paredes

    El siguiente escrito no es mio, tampoco se de quien es, por eso no pongo el autor. Diremos que es anónimo. Pero creo que merece la pena copiarlo, ya que en ciertas situaciones de la vida, cuando sufrimos pérdidas que para nosotros son importantes, durante los primeros dias, puede que nos venga bien releer este caso.

casaEstoy construyendo una casa con tres paredes.

No es un buen diseño. Con una pared expuesta a las inclemencias del tiempo, nunca podrá dar un buen cobijo para los fríos vientos de la vida. Sería mucho mejor que tuviera cuatro paredes, pero uno de los lados no tiene cimientos, por lo que sólo puedo levantar tres paredes.

    La estoy construyendo en los escombros de la casa que tenía antes. Era un lugar sólido y acogedor, y era donde más me gustaba estar en éste mundo. Tenía cuatro buenas paredes y yo pensaba que podría soportar la tormenta más violenta. Pero no fue así. Una tormenta que va más allá de mi capacidad de comprensión echó la casa abajo dejó sus fragmentos a mi alrededor en el suelo.

     Durante un tiempo he estado paseando entre los restos de mi vida, buscando pequeños recuerdos de lo magnífico que era este lugar. Pero estas ruinas no hacen justicia a la casa que antes hube. La graba de un río no puede reflejar la grandeza de la montaña donde está la roca de la que se desprendió. Estas piezas hechas pedazos, no pueden decir nada de la calidez que éste lugar tenía antes para mí.

    Y sin embargo, sólo el hecho de pensar en reconstruirla parece un sacrilegio. ¿Hay alguna ley que diga que esta tierra tiene que quedar yerma?. No hay ninguna estructura que pueda aproximarse a la belleza de la que había antes. Desde que esa tormenta echó mi casa abajo, he dejado las vigas y las piedras rotas encima de mí, como un santuario de la perdida; sin hacer caso de la necesidad de resguardarme de las tormentas más pequeñas que aún puedo encontrarme en el camino.

       Pero parece que ese camino está plagado de santuarios y los monumentos me impiden ver el alma con la que quiero estar en contacto. Hacemos construcciones para señalar acontecimientos y olvidamos la vida que dio lugar a esos acontecimientos. Lo mismo sucede con mi propio recuerdo amargo. Conservo los escombros que parecen decirme que su muerte fue el momento que definió la existencia de mi hijo. Si siguen en ruina no podré olvidar que ha muerto. Pero... ¿no debería recordar cómo vivió?. Qué duro es recordar la belleza que tuvo su vida desde esta tristeza. Este montón destrozado puede reflejar cómo ha quedado mi corazón, pero no hace justicia a la memoria de mi hijo.

    Y por eso tengo que volver a construir. No como muchos curiosos dirían porque vuelva a necesitar cobijo. La tormenta ahora viaja conmigo y no puedo cobijarme de esta tempestad con puertas o paredes.

     ¿Quién puede enseñarme a construir aquí? No hay arquitectos, ni expertos que sepan diseñar casas de tres paredes. Pero entonces, ¿porqué hay tantas personas que quieren darme consejos?, “sigue adelante”, me dicen, convencidos de que otra cosa puede remplazar a la que he perdido. ¿Acaso no saben lo atado que estamos a las cosas que construimos?, No hay ningún alma que acepte a gusto un cambio de residencia y, si “siguiera adelante”, habría una parte de mí que se quedaría atrás.

    Cada vez tengo más cuidado con éstas indicaciones equivocadas. Me dicen que el tiempo lo cura todo, como si estos escombros fueran a volver a unirse sólo porque yo les diera todo mi tiempo. Algunas se paran a mirar y me dicen que tengo que levantar otra pared. Como si pudiera elegir

    Sé que mis vecinos desean más que nadie, volver a verme instalado en una casa segura. Pero, en realidad, también les preocupa el aire de abandono que estas ruinas dan a la calle. Les gustaría que edificara otra casa sólo para no tener que ver éste recordatorio de lo cruel que puede ser la naturaleza. Con cada nueva hilera de ladrillos, un suspiro de alivio. Presionado para disfrutar las evidencias externas de mis problemas pongo revestimientos e instalo contraventanas antes de colocar los marcos en su sitio. ¿Construir de fuera a dentro es la forma más sensata de construir una casa?

     Entre aquellos que desean volver a ver mi casa en pie también hay verdaderos héroes, personas que no se amilanan ante los escombros. No es nada agradable para ellos porque se llenan de polvo y no pueden quitárselo hasta que se marchan a sus casas. Entienden que la cuarta pared ha desaparecido para siempre y no pretenden que sea de otro modo. Están dispuestos a recordar conmigo lo perfecta que era mi casa. Y me ayudan a levantar piedras cuando intento volver a ponerlas en su lugar. Pero sobre todo, se dan cuenta de lo difícil que es esta tarea y no dicen nada del tiempo que debería tardar en terminarla.

     Cuando contemplo el trabajo que me queda por hacer, me cuesta encontrar la voluntad que necesito para sacar adelante el proyecto. Trabajé muy duro para construir mi primera casa y sin embargo sé que esta será mucho más difícil de levantar. Mis materiales son los que ahora están rotos a mis pies. De algún modo tengo que volver a encajar estas piezas. Y hay una pregunta que me va martillando para que abandone: “de todos modos, ¿acaso las tres paredes sirven para algo?”.

     La única respuesta que puedo encontrar es que son más útiles que un montón de rocas y cenizas. Sé que, incluso cuando acabe de construir este lugar, será imperfecto. Dentro de algún tiempo, la casa estará en pie, entre las de mis vecinos, y no tendrá aspecto de algo descuidado y destrozado. Y, cuando haga buen tiempo, miraré la pared que le faltará, viendo más la belleza que tuvo que la amargura por lo que perdí. Pero, cuando las nubes descarguen, la pared que falta me dejará expuesto a la lluvia. Los suelos y las paredes temblarán y chirriarán con el viento. Al final, lo mejor que toda mi voluntad y esfuerzo podrán conseguir, sólo pondrán de manifiesto lo importante que era esa pared para que mi casa estuviera completa.

     Pero, si esto puede tener sentido para otras personas, ya es suficiente motivo para construirla. Debo recuperar mi vida porque sólo entonces podré volver a percibir la belleza de lo que podría haber tenido. Tengo que construir esa casa imperfecta de tres paredes, porque me permitirá ver lo fantástica que era la original cundo estaba en pié. Y así, disfrutar de que su vida fue un testimonio brillante de valor y personalidad. Y si quiero honrar su memoria, debo vivir siguiendo su ejemplo.”

   Con todo mi afecto para aquellos que están sufriendo por un ser querido.