miércoles, agosto 15, 2012

Las cuatro “c” del cambio

     Después de muchos años como terapeuta motivacional para el cambio, observo que en todo proceso de evolución siempre hay cuatro palabras que son necesarias para el éxito en una nueva empresa: consciencia, coraje, constancia y cariño.las cuatro c.tif

     Para entender que necesitamos un cambio, necesitamos ser conscientes de que tenemos un problema, o una oportunidad para crecer. Por eso funciona tan mal pretender que otro cambie por recomendación. Si uno no es consciente de su oportunidad de cambio, no se lo planteará.

     Todo emprendimiento, todo cambio, necesita el coraje de aquel que se lanza al rio a nadar, del saltador de paracaídas. Cualquier cambio en nuestra vida supone un riesgo. En general mucho más pequeño de lo que pensamos. Tememos que si sale mal será terrible. En realidad si sale mal, sólo seguiremos como estábamos al principio. Pero si no saltamos por este miedo nos perderemos la gran oportunidad de nuestra vida. O al menos una de ellas. Por eso este coraje, que no es otra cosa que saber que tenemos miedo, aceptarlo y saltar a pesar de todo.

      Cualquier cambio que emprendamos, deberá mantenerse al menos durante un mes para que podamos notar sus efectos. Dice un estudio reciente sobre conectividad neuronal, que nuestro cerebro necesita al menos 21 días para afianzar las nuevas sinapsis que se generan ante un aprendizaje o cambio de conducta. De nada nos vale introducir un cambio durante dos o tres días y si no funciona en estos dejarlo. La constancia, es una de las partes más importantes del éxito de cualquier cambio o nueva empresa. De faltar esta, nuestras antiguas costumbres, por la constancia las hemos profesado durante años, se apoderarán de nuestro nuevo cambio y lo destruirán.

     Por último, seguramente por su importancia, es decir, por ser lo más importante: el cariño. El cariño por nosotros mismos es lo que nos da la seguridad para enfrentarnos a nuestros miedos. Ante una realidad nueva y desconocida, cualquier bebé sabe que es más fácil ser valiente si su madre o padre están cerca, si puede sentir su mirada de aprobación y cariño. Así, ante los nuevos retos que nos pone la vida, todos seremos más constantes, tendremos más corage y seremos más conscientes de nuestra realidad, si la mirada que nos dirigimos está llena de cariño y no de prejuicios o de hostilidad hacia nuestras posibilidades.

Probadlo y me contáis.

jueves, agosto 09, 2012

La felicidad está en el camino

 

   “La felicidad está en la antesala de la felicidad” E. Punset., después de los últimos estudios y entrevistas con renombrados científicos nos regala con esta frase, supongo para hacernos entender que la felicidad no está en la consecución de nuestros objetivos, sino en el camino que lleva a estos.

     El otro día volví a ver la película “El guerrero silencioso”. La cual recomiendo encarecidamente a aquél o aquella que esté buscando crecer como persona. Pues bien, en esta, el maestro para la vida del joven protagonista, en uno de los días de entrenamiento, le dice que quiere enseñarle un sitio. Un lugar que ya está preparado para conocer. El joven, ilusionado, le sigue durante la subida a un monte lejano con mucho interés y avidez por encontrar algo especial. Al llegar a la cima el joven gimnasta demanda su recompensa. Su maestro le enseña una piedra que está allí, junto a sus pies. El joven increpa “¡¿toda esta caminata para una simple piedra?!

     El maestro responde: “venías ilusionado, el camino te pareció pequeño, estabas radiante y feliz por la posibilidad de encontrar algo grande…” ¿ves?, lo importante de la vida está en el camino…”

     Entreveo en esta escena algo parecido a lo dicho por el científico-educador Punset. La vida se vive en el presente, Blank Clockni en el pasado, ni en el futuro. Lo único que tenemos siempre, es el presente.

      Einstein decía: “hay dos días al año en los que no puedes hacer nada: ayer y mañana”

      Os dejo todo esto porque me parece muy válido para esos días en los que todo parece excesivamente grande para nuestras fuerzas, aquellos días de crisis en los que no vemos soluciones, en los que el estrés parece que nos supera, aquellos que vemos a nuestros objetivos alejarse de manera inalcanzable. Respiremos hondo, cerremos los ojos, inspiremos el olor que nos deja la vida en este preciso instante y dejemos que el presente nos inunde.