jueves, julio 01, 2010

INVICTUS -

 

       Tras la película del mismo nombre, protagonizada por Norman F. este poema de William Ernest Henley que Nelson Mandela se recitaba a sí mismo cuando estaba en prisión; ha vuelto a ponerse de moda. En este caso, creo que una moda positiva. Léelo en voz alta y saboréalo.

INVICTUS

    Más allá de la noche que me cubre, 
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta. carboneras (15)-9
    En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
    Sometido a los golpes del destino  
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
    Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años me encuentra
y me encontrará, sin miedo.
      No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de alma.

       Después de leer en voz alta este poema. Saboreando y sintiendo como nuestras cada una de las frases que en él recitamos; no queda otra que levantar nuestra cabeza y tomar el timón del barco de nuestra vida. Dejar de sentir que las adversidades nos superan, que el oleaje nos amedrenta. No queda otra que capitanear nuestra nave e ir en busca de nuestro puerto. Aún sin ver la luz de guía, si divisar el faro que nos conduce, aún sin saber incluso donde vamos, pondremos el viento en la espalda y el rumbo hacia adelante… donde nuestro corazón nos lleve, donde el norte que todos tenemos dentro no conduzca. Sólo tendremos que decir, ¡yo mando!, ¡yo dirijo!.