martes, septiembre 13, 2011

El collar turquesa–Cuento

 

     Hoy llegó a mis manos una bonita historia. Llegó como llegan los buenos regalos que te da la vida, a través de un amigo que te aprecia. No sé quien la escribió, pero creo que lo importante es lo que nos puede hacer pensar y sentir.

    Detrás del mostrador de una joyería, el empleado miraba distraídamente hacia la calle mientras una pequeña niña se aproximaba al local. Ella, aplastó su naricita contra el vidrio del espectacular aparador y de pronto, sus ojos color miel brillaron.

     Ella entró decididamente en el local y pidió ver un hermoso collar turquesa que le había llamado la atención y le dijo al vendedor: “Es para mi hermana. ¿Podría hacerme un lindo paquete?”

   El dueño del local, que estaba a un lado, miró a la niña con cierta desconfianza y con total tranquilidad le preguntó: ¿Cuánto dinero tienes, pequeña?.

    Sin alterarse, la niña sacó de su bolsillo un atadito lleno de nudos, los cuales fue delicadamente deshaciendo uno por uno. Cuando terminó, colocó orgullosamente el pañuelo sobre el mostrador y con inusitado aplomo, dijo: ¿…Esto alcanza, verdad?.

     En el pañuelo solamente había unas cuantas monedas… Mirando al dueño, con una tierna mirada que expresaba una mezcla de ilusión y tristeza le dijo: “Sabe, desde que nuestra madre murió, mi hermana me ha cuidado con mucho cariño y la pobre nunca tiene tiempo para ella…  Hoy es su cumpleaños y estoy segura que ella estará feliz con este collar, es justo del color de sus ojos….”

    El empleado miraba al dueño sin saber que hacer o decir, pero éste sólo le sonrió a la niña, y se fue a la trastienda. Personalmente envolvió el collar en un espectacular papel plateado e hizo un hermoso lazo con una cinta color turquesa. Ante el estupor del empleado, el dueño colocó el hermoso paquete en una de las exclusivas bolsas de la joyería y se lo entregó a la pequeña diciéndole: “Toma, llévalo con cuidado". Ella se fue feliz saltando calle abajo.

   Aún no había terminado el día cuando una encantadora joven de cabellos rubios y maravillosos ojos color turquesa entró en el negocio. Colocó sobre el mostrador el paquete desenvuelto y preguntó: “¿Este collar fue comprado aquí?”

    El empleado cortésmente le pidió que esperara un momento y fue a llamar al dueño, quien de inmediato regresó, y con la más respetuosa sonrisa le dijo: “Si, señorita, este collar es una de las piezas especiales de nuestra colección exclusiva y en efecto, fue comprado aquí esta mañana”  -¿Cuanto costó?. – “Lamento no poder brindarle esa información, señorita. Es nuestra política que el precio de cualquier artículo siempre es asunto confidencial entre la empresa y el cliente”

     - “ …Pero mi hermana sólo tenía algunas monedas que ha juntado haciendo muñecas de trapo con ropa vieja, mi sueldo es demasiado modesto y apenas nos alcanza para sobrevivir. Este collar, ciertamente no es de fantasía, y ella simplemente no tendría dinero suficiente para pagarlo…

    El hombre, tomó el estuche, rehízo el envoltorio casi ceremoniosamente y con mucho cariño colocó de nuevo la cinta diciendo mientras se lo devolvía a la joven: “Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar: Ella dio todo lo que tenía”

     El silencio llenó el local, sus manos tomaron el paquete y con una agradecida sonrisa, salió lentamente, abrazando el collar con fuerza contra su pecho.

    Quizá en el mundo falten personas como la niña, que están dispuestas a dar todo lo que tienen por aquellos a los que aman. Personas como la hermana, que saben apreciar en toda su medida lo que reciben de la vida y reconocen que no lo merecen, pero lo aceptan porque viene, con generosidad, de quien los aprecian. Y por último, personas como el joyero, que saben escoger entre lo apreciado y lo importante, poniendo el amor por las personas, delante del amor por el dinero.

       Seguro, seguro, el mundo no estaría donde está en estos momentos.

martes, abril 26, 2011

Prepararse para la pérdida

 

    Queramos o no, tarde o temprano las perdidas llegarán a nuestra vida. los duelos, el dolor por alguien que falta. Pero mientras tanto, parece algo absurdo enfrentarse a algo que no queremos aceptar, que nuestros queridos, algún día nos dejaran. No aceptamos lo cambiante de nuestra existencia. No vemos que cada día, cada minuto, perdemos algo 2011-01-04 18.12.54y no pasa casi nada. Tenemos cambios a lo largo de nuestra vida. Muchos de ellos son para mejor. Cambiamos de coche, de casa, de teléfono, y experimentamos un pequeño, o mediano, sentimiento de pérdida, de duelo, aunque el nuevo sea mucho mejor. Esto sucede a lo largo de toda nuestra vida, y nos ayuda a prepararnos para pérdidas mayores. Pero en ocasiones, la vida nos sorprende y nos presenta un duelo tamaño extra e inesperado, quizá antes de que estemos a medio entrenamiento. 

     Por esto os propongo que ayudemos a nuestro cerebro a aceptar la pérdida, el cambio, a verlo como algo inherente a nuestra existencia, y no como algo por lo que no podemos pasar. Sin duda alguna el ser humano está preparado para el cambio, tiene recursos para afrontarlo incluso aunque al principio sean superiores a lo esperado o previsto. En esta disposición para el cambio está la raíz de la supervivencia de nuestra especie frente a todas las inclemencias del tiempo, en todos los continentes y condiciones por muy extremas que fueran.

     Negarnos a admitir cambios es ir en contra de nuestra naturaleza, adaptativa y superviviente. Con más o menos esfuerzo, al final no nos queda otra que seguir hacia adelante. Nuestro cuerpo y mente están preparados para sobrevivir, lo contrario significa la aniquilación de nuestra especie.

     Decía un proverbio chino que si te caes siete veces, debes levantarte ocho.

miércoles, marzo 09, 2011

Cucharita, taza o cubo ???

cámara fotos 072    “   Durante una visita a un Instituto Psiquiátrico, le pregunté al Director, qué criterio se usaba para definir si un paciente debería o no ser Internado.
       'Bueno,' dijo el Director, 'hacemos la prueba siguiente: Llenamos una bañera, luego al paciente le ofrecemos una cucharita, una taza y un cubo y le pedimos que vacíe la bañera.
       En función de como vacíe la bañera, sabemos si hay que internarlo o no y con que tratamiento empezar'


-Ah, entiendo- dije. - una persona normal usaría el cubo porque es más grande que la cucharita y la taza.
- No - dijo el Director - una persona normal sacaría el tapón.... Usted que prefiere: ¿una habitación con o sin vista al jardín? ...
     Estoy seguro de que pensaste en el cubo...
     Madre mía!!.. con qué clase de amigos he pasado todos estos años!!...jaja
MI HABITACIÓN DA AL JARDÍN ...Y LA TUYA ?

       Este chiste nos da una idea de lo rápido que es nuestro cerebro para escoger ante las opciones presentadas y cómo no se plantea que existan otras posibles alternativas no tan obvias. Sería interesante que, a pesar de este reflejo, nos acostumbrásemos a buscar siempre una opción alternativa a todas las disyuntivas que la vida nos plantee.    

      Mi experiencia como psicólogo y como persona, me dice que esto facilita mucho resolver la mayoría de los problemas a los que en general no les encontramos solución.

     Probad y luego me contáis.

viernes, marzo 04, 2011

Nunca te detengas

 

          Con permiso de la Madre Teresa de Calcuta y pensando en una amiga a la que pienso que puede venirle de perlas, en este momento de su vida; os traigo este escrito para que también os ayude a todos los que lo necesitéis. Bueno, la verdad es que yo lo releo también de vez en cuando. Es bueno tenerlo de cabecera.

MadreTeresaporPhilosofia-150x150

Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,
Los días se convierten en años…
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas…
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
¡Pero nunca te detengas!

Madre Teresa de Calcuta

viernes, enero 07, 2011

Lo que te hace feliz, es lo importante

 

     Al finalizar estos días de Navidad, en los que siempre hay opiniones encontradas sobre sentimientos; gente a la que no le gustan estas fechas, pues le trae malos recuerdos, gente a la que le parecen sólo fechas comerciales, gente que disfruta de días de descanso y gente para la que la Navidad es la renovación de la bondad del ser humano; todos tenemos razones para sentirnos bien y mal durante estas fechas.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

     Quizá igual que en el resto del año, pero con más intensidad. Parece que la diferencia entre unos y otros, no está en las razones que tengamos, sino en el valor que le demos a esas razones. Lo que importen para nosotros esas situaciones o hechos, generalmente del pasado. Los humanos tendemos a creer que lo que vemos lo vemos así, poque es así. Olvidamos que nuestro cerebro lo interpreta todo, lo filtra todo, incluso lo recompone y añade trozos que le parece que faltan para que lo entendamos mejor. Mejor según nuestro pasado, claro.

    Y en esto nos perdemos los humanos, damos importancia o se la quitamos a los hechos que en sí, sólo son lo que son, situaciones pasajeras. Ahora pues, viene mi reflexión y mi pregunta intentando usar la más pura lógica aristotélica basada en ciertas premisas que yo veo:

  • Esta vida e muy corta
  • Sabemos, o deberíamos saber, que nuestro cerebro interpreta, por lo tanto es dudoso.
  • Tenemos dos opciones: ser felices o ser infelices en este poco tiempo que estamos aquí.
  • La importancia de las cosas, sólo depende de lo que cada uno pensemos de ellas y de como las valoremos.

     Ergo: si yo quiero ser feliz, sabiendo que lo que mi cerebro me hace ver, está en consonancia con lo que yo valoro, debo valorar más aquello que me hace feliz, que aquello que no me hace. Convertir en más importantes los detalles que hacen que me sienta mejor, que consiga mis metas, que haga feliz a los que me rodean y por lo tanto a mí también (ya que somos seres sociales) debería ser mi objetivo. Mucho mas que fijarme y dar importancia a aquellos acontecimientos, situaciones o actos de personas, que me hacen sentirme mal. Y así, aprender a relativizar y canalizar mis emociones negativas para que dejen en mi pasado la menor huella posible. Es lo que hacen los guijarros del arroyo cuando se pulen para amoldarse a la corriente, o lo que hacen los árboles al doblarse para dejar pasar el viento y seguir vivos más tiempo. Empecinarnos en lo contrario, sólo hará que nos rompamos, que nos arrastre la corriente o que nos tronchen los vientos de la vida, o, como poco, que nos llene de cicatrices que nos harán cada vez menos flexibles y adaptables.

       Y el ser humano, sigue en el mundo por su gran capacidad de adaptación y aprendizaje, no por mantenerse pétreo desde que nace hasta que se muere.

      Pensemos y cambiemos, es un paso más.