lunes, agosto 14, 2006

Que hacer con los días no tan buenos

Que hacer con los días no tan buenos

        Indudablemente la vida nos depara muchas ocasiones, quizá demasiadas, en las que nos parece que mejor no haber estado vivo. Son aquellas ocasiones en las que sufrimos un momento de pérdida, un contratiempo, una frustración, etc. Aquí, tenemos dos opciones, sufrir y , con el tiempo, seguir adelante, o sufrir y aprender algo que nos sirva para nuevas ocasiones.

        Está claro, al menos para mí, que el sufrimiento es inevitable, no podemos pretender tener una vida plena sin sufrimiento. Lo que no está tan claro, es que el sufrimiento sólo sea negativo e inútil. La mayor parte de las personas tiene un miedo irracional al sufrimiento, lo ve como algo que se debía evitar a toda costa. Sin embargo el sufrimiento es algo inherente a la vida, igual que lo son las alegrías. Nuestra capacidad de sentir hace que tengamos días buenos y no tan buenos. Sin embargo son los momentos felices y los tristes los que nos hacen aprender y madurar en este camino que es la vida.

        ¿De qué depende pues que nuestro sufrimiento sea inútil o provechoso?. Ni más ni menos que de nuestra voluntad. Empeñarse en vivir o empeñarse en morir. Esta frase es un buen resumen de lo que intento decir hoy. Si nos empeñamos en aprender algo de nuestro sufrimiento, de no verlo como algo malo, sino como una oportunidad de crecer, ese sentimiento no será en vano.

        Muy bonitas palabras, ¿pero que aprendo yo cuando se ha muerto mi esposa, de cáncer, con apenas 37 años?. Es verdad que de esta situación es difícil aprender algo, sobre todo al principio, cuando tenemos el sentimiento de pérdida en plena efervescencia. Al principio sólo nos queda sufrir, llorar, nada volverá a ser lo mismo. Precisamente esto último es la enseñanza de esta ocasión. A partir de una ocasión especial, alegre o triste, nada en nuestra vida volverá a ser lo mismo, nunca recuperaremos lo perdido, y nunca perderemos lo vivido. Quizá esto último, nunca perderemos lo vivido, es lo que, con el tiempo, lograremos aprender de los malos momentos, si queremos. Aquí tenemos dos opciones, empeñarnos en ver lo que perdimos, o empeñarnos en ver lo que tenemos.

- ¿Pero mi mujer ya no está?.

Quizá no la puedes ver o tocar, pero y tú, tus hijos (si los hay), no sois la prueba viviente de que ella ha pasado por este mundo. Los momentos vividos juntos, alegrías y penas, los obstáculos superados juntos todo eso forma parte de ti ahora y por lo tanto su huella está en ti; tú eres ahora tú + ella. Eso es lo que tienes, eso es lo que vivirá mientras tú vivas, eso es lo que aprendiste mientras vivía y lo que puedes llegar a aprender junto con ella el resto de tu vida.

        - ¿Pero aún así la hecho de menos?.

        Volverán los días de tormenta, en los que habrá que llorar la pérdida, pero serán momentos en los que,  después de desahogarnos, tendremos que volver a empeñarnos en vivir, volviendo a recordar lo que dentro de nosotros dejó su paso por nuestra vida y que mejor homenaje a su memoria que hacer que lo que nos dejó, tenga fruto en nuestra vida y en la de los que nos rodean.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta su blog. Yo estudio Educación Social, aunque trabajo en la sanidad privada, dedico mi tiempo libre a un colegio de educación infantil donde su mayoría son inmigrantes, en verano viajo a Sudamérica para compartir mis vacaciones con niños huérfanos, maltratados, abandonados, etc. Doy alguna charla de educación para la salud y creo que puedo asegurar que soy feliz, yo vivo lo que me toca vivir y cuando me dicen que aparento mucha menos edad de la que en realidad tengo, sonrío y digo sin ánimo de generar envidia: "es que la vida me ha tratado bien", he hecho muchos sacrificios pero también he recibido muchas recompensas y he tenido como todos, injusticias, enfermedades etc. Un día escuchando en la radio un programa le preguntaban a un psiquiatra "Aconséjeme, desde que vivo en Sevilla no soy feliz" y él le respondía: "pero cómo es posible que usted no sea feliz en la ciudad más hermosa del mundo", pues sí es posible, hay factores biológicos que predisponen a que algunas personas sean tristes, negativas y no sepan saborear las bondades que la vida nos da, con todas sus tristezas que también las hay, en nuestra mano está saber encajarlas, nos ayudan a madurar y nos enseñan a saber hacer frente a muchas situaciones. Cuanto más pasa el tiempo mejor amueblada siento mi cabeza.
Perdón por extenderme, siga con el blog porque merece la pena encontrar en la red cosas que destacan entre tantas "patochadas".